Ante casos como shocks traumáticos y amnesia, un equipo de científicos logra reactivar mediante luz neuronas que habían sido bloqueadas
A veces, la realidad supera la ficción. Si en Black Mirror, la famosa serie futurista, los protagonistas podían, a partir de un chip incrustado en su cerebro, proyectar todos sus recuerdos con la misma exactitud con la que fueron grabados en su mente, ahora los científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han hecho algo parecido, solo que real.
Se han basado en la optogenética, una combinación de distintas técnicas genéticas que sirve para controlar ciertos eventos específicos en las células de tejidos vivos utilizando como agente conductor la luz, que en esta ocasión se ha aplicado para ponerle solución a la amnesia.
La pérdida de la memoria ha sido complicada de tratar clínicamente, porque había veces en las que el paciente recuperaba la memoria sin encontrar una explicación lógica, y otras no había forma, o lo hacía con el paso de muchos años, bien de golpe o bien progresivamente. Por eso, los investigadores creen que este se trata de un descubrimiento revolucionario que abre el camino a entender cómo funciona la amnesia que se produce después de un accidente, trauma o estrés extremo.
ENCONTRAR LAS NEURONAS EXACTAS Y ACTIVARLAS CON LUZ
Una de las teorías aboga que la memoria no se recupera porque el acceso a la neurona está bloqueada, mientras que otras teorías consideran de alguna forma que las neuronas se vuelven inservibles, incapaces de guardar memoria. La investigación que han hecho desde el MIT, sin embargo, corrobora esta primera teoría. “La amnesia es un problema de recuperación, algo que desmiente por lo tanto la segunda teoría, que era la defendida por gran parte de la comunidad científica”, expone el responsable de la investigación, Susumu Tonegawa.
El ensayo se realizó con dos grupos de roedores con el fin de asociar una descarga eléctrica de mediana intensidad en su pie, con un ambiente específico llamado Cámara A. Dicha descarga causaba una parálisis en el ratón a causa del miedo, por lo que, posteriormente, solo con el hecho de poner al ratón en la Cámara A, siempre ocurría esta respuesta de miedo y parálisis, aún sin descarga alguna. Luego, cuando los investigadores proyectaron la luz en esas neuronas, activaron la memoria
Así pudieron identificar las neuronas que estuvieron activas cuando el ratón aprendía a temer a dicha cámara. Luego, etiquetaron dichas células con una proteína sensible a la luz azul y utilizaron un virus diseñado para encontrarlas. Lo verdaderamente impactante es que después, al proyectar luz azul en dichas neuronas, lograron activar la memoria que había en ellas, provocando que el ratón se paralizara de nuevo a pesar de no encontrarse ante dicha cámara.
Por último, hicieron el mismo experimento con otros ratones a los que se había administrado fármacos para inhibir la formación de la memoria. Como no pudieron “generar” una memoria cuando se situaban en la Cámara A, a pesar de recibir la descarga, luego el hecho de proyectar la luz sobre las mismas neuronas no había ningún efecto. Así, demostraron que, de forma natural, que las células en las que se forma la memoria están localizadas y que se pueden activar, aunque estén bloqueadas, a partir de la luz, para recuperar los recuerdos perdidos.
www.ofertasegurodesalud.com
La pérdida de la memoria ha sido complicada de tratar clínicamente, porque había veces en las que el paciente recuperaba la memoria sin encontrar una explicación lógica, y otras no había forma, o lo hacía con el paso de muchos años, bien de golpe o bien progresivamente. Por eso, los investigadores creen que este se trata de un descubrimiento revolucionario que abre el camino a entender cómo funciona la amnesia que se produce después de un accidente, trauma o estrés extremo.
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Una de las teorías aboga que la memoria no se recupera porque el acceso a la neurona está bloqueada, mientras que otras teorías consideran de alguna forma que las neuronas se vuelven inservibles, incapaces de guardar memoria. La investigación que han hecho desde el MIT, sin embargo, corrobora esta primera teoría. “La amnesia es un problema de recuperación, algo que desmiente por lo tanto la segunda teoría, que era la defendida por gran parte de la comunidad científica”, expone el responsable de la investigación, Susumu Tonegawa.
El ensayo se realizó con dos grupos de roedores con el fin de asociar una descarga eléctrica de mediana intensidad en su pie, con un ambiente específico llamado Cámara A. Dicha descarga causaba una parálisis en el ratón a causa del miedo, por lo que, posteriormente, solo con el hecho de poner al ratón en la Cámara A, siempre ocurría esta respuesta de miedo y parálisis, aún sin descarga alguna. Luego, cuando los investigadores proyectaron la luz en esas neuronas, activaron la memoria
Así pudieron identificar las neuronas que estuvieron activas cuando el ratón aprendía a temer a dicha cámara. Luego, etiquetaron dichas células con una proteína sensible a la luz azul y utilizaron un virus diseñado para encontrarlas. Lo verdaderamente impactante es que después, al proyectar luz azul en dichas neuronas, lograron activar la memoria que había en ellas, provocando que el ratón se paralizara de nuevo a pesar de no encontrarse ante dicha cámara.
Por último, hicieron el mismo experimento con otros ratones a los que se había administrado fármacos para inhibir la formación de la memoria. Como no pudieron “generar” una memoria cuando se situaban en la Cámara A, a pesar de recibir la descarga, luego el hecho de proyectar la luz sobre las mismas neuronas no había ningún efecto. Así, demostraron que, de forma natural, que las células en las que se forma la memoria están localizadas y que se pueden activar, aunque estén bloqueadas, a partir de la luz, para recuperar los recuerdos perdidos.
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